El espermatozoide, junto al óvulo, permite que se lleve a cabo la reproducción
En reproducción existen dos pequeñas piezas que son fundamentales para que esta pueda llevarse a cabo. Por un lado tenemos al óvulo, aportado por la mujer. Esta célula alberga la mitad de los cromosomas o material genético que serán transmitidos al embrión y, por lo tanto, a un futuro bebé. Por el otro, el espermatozoide aplica esta misma función. En conjunción suman el total de 23 pares de cromosomas que tiene el ser humano.
En Clínica Imar estamos totalmente comprometidos con la difusión de conocimientos médicos relacionados con el área de la salud reproductiva, ya sea esta perteneciente a él o a ella. Queremos ofrecerte información de calidad de la que puedas hacer uso. Durante el presente artículo hablaremos del papel que juega el espermatozoide durante la propia reproducción. Del mismo modo, también hablaremos sobre cómo pueden estudiarse las variables más importantes relacionadas con esta célula reproductora.
Es importante mencionar que, en reproducción, lo que más prima es la calidad. Por este motivo, será necesario que el espermatozoide, así como el óvulo que va a ser fecundado tengan unas características idóneas. Si quieres saber todo lo necesario sobre este tema, te invitamos a continuar leyendo.
¿Qué es la reproducción?
Para comprender a la perfección la importancia del espermatozoide, es conveniente tener clara la definición de reproducción. La exponemos a continuación:
Asimilamos este concepto como el proceso biológico que nos permite, de forma sexual en el caso del ser humano, crear descendencia. Como hemos dicho será necesario tener una buena capacidad reproductiva para que este se dé de manera natural. No obstante, será necesario que dicha capacidad sea albergada tanto por el hombre como por la mujer que desean tener un hijo.
Durante el proceso de la fecundación, con el que se inicia la reproducción, es necesario que se conjuguen óvulo y espermatozoide. A estas células reproductoras también se las conoce con el nombre de gametos. Cuando se produce la ovulación en el ciclo menstrual de la mujer, un óvulo es liberado hacia las trompas de Falopio. Es en este momento en el que la fertilidad de la mujer es mayor. Por lo tanto, debe ser aprovechado para tratar de conseguir un positivo en embarazo si así se desea. El esperma debe cruzar la vagina y el útero en busca del óvulo. Una vez que se encuentren, las células reproductoras masculinas tratarán de conseguir alcanzar a la femenina para que pueda crearse un embrión.
Si todo marcha como debería se inicia el embarazo, comenzando así los nueve meses de gestación hasta que se produzca el nacimiento del bebé.
Espermatozoide como pieza fundamental para la reproducción
El espermatozoide es la célula reproductora masculina, que también recibe la denominación de gameto junto al óvulo. Como hemos adelantado en la sección anterior, su principal función es la fecundación del óvulo en el interior del aparato reproductor femenino para que se produzca la reproducción de forma natural. Sin embargo, para que este objetivo pueda llevarse a cabo correctamente es necesario que albergue la mitad del material genético que será transferido al embrión. Hablamos, en este sentido, de una célula haploide.
Otra de las funciones del espermatozoide será la aportación del sexo del futuro bebé. Nuestros cromosomas pueden ser X o Y. Los espermatozoides portan una de las dos opciones, mientras que el óvulo siempre aporta un cromosoma de tipo X. Si al conjugarse el ADN aportado por el gameto femenino masculino resulta la combinación XX el sexo del bebé será femenino. Por otro lado, si en su lugar encontramos XY nacerá un varón.
¿Cuáles son las partes de un espermatozoide?
Si nos fijamos en la morfología propia de un espermatozoide veremos un total de tres partes bien diferenciadas, a saber: cabeza, pieza intermedia y cola. Comentamos cada una de ellas a continuación:
- Cabeza: Se identifica con la forma de un óvalo. En ella encontraremos el núcleo de la propia célula, encargado de contener los 23 cromosomas con todo el ADN. En ella también se hallan las enzimas proteolíticas, que permitirán al espermatozoide atravesar la pared del óvulo, conocida como zona pelúcida.
- Pieza intermedia: Une la cabeza y la cola. Su interior está lleno de mitocondrias, pequeñas estructuras que son las encargadas de dotar de energía a la célula.
- Cola: De aspecto alargado. Esta será la parte que dote de movilidad al espermatozoide y le permita «nadar» hacia los óvulos para conseguir fecundarlos.
¿Cuánto son capaces de vivir los espermatozoides?
La respuesta a esta pregunta depende del medio al que son eyaculados. Si son expuestos al exterior no tardarán mucho en morir, llegando su esperanza de vida a unos escasos minutos. Por otra parte, en el interior del útero pueden sobrevivir de forma media de 2 a 5 días. Esto se debe a que el aparato reproductor femenino alberga las condiciones necesarias para la supervivencia de los gametos masculinos en cuanto a humedad y temperatura.
¿Cómo puedo saber si mi esperma es de buena calidad?
Existen ocasiones en que, tras intentar los métodos naturales para conseguir llegar a ser padre, no conseguimos un positivo en embarazo junto a nuestra pareja. Esto puede deberse a problemas tanto en el factor masculino como en el femenino. En algunas ocasiones puede darse el caso de que sea una combinación de ambos.
Cuando ha pasado un año y no se ha tenido éxito en nuestro objetivo de convertirnos en padres será el momento de acudir a una clínica de fertilidad, como lo es Clínica Imar. En este sentido, se podrá llevar a cabo un estudio sobre las capacidades reproductivas de cada miembro de la pareja.
Si nos fijamos en el caso del hombre, esto se hará mediante la realización de una prueba conocida como seminograma o espermograma. Consiste en el análisis de una muestra de esperma en el laboratorio. De este modo podrán estudiarse valores tales como:
- Volumen: Cantidad de semen presente en la muestra y medido en mililitros, lo habitual es de 1 a 5 ml.
- Color: El asociado con lo habitual se sitúa en la gama de los blancos. Se indica como color perla el ideal. Puede ser rojizo en caso de trauma testicular cuando hay presencia de sangre o amarillento si nos encontramos ante distintas infecciones.
- Licuefacción: Proceso por el cual el semen se torna menos compacto.
- pH: Acidez o alcalinidad de la muestra.
- Morfología: Forma de los espermatozoides.
- Concentración espermática: Cantidad existente de espermatozoides en cada ml de semen. Lo normal son de 20 a 200 millones de espermatozoides.
- Movilidad: Que puede categorizarse como progresiva, no progresiva o ausente. Depende de si dicho movimiento logra que los espermatozoides avancen, que sería lo ideal.
- Vitalidad: Número de espermatozoides vivos.
- Leucocitos: Si son demasiado elevados pueden ser signo de infecciones.
Anomalías que pueden presentarse en el semen
Existen distintas anomalías que pueden estar presentes en una muestra seminal y, por lo tanto, ser capaces de afectar a la fertilidad del varón. Entre ellas encontramos la oligozoospermia, la criptozoospermia, la azoospermia, la necrozoospermia o la astenozoospermia.
Si quieres conocer una descripción detallada de cada una de ellas puede hacerlo mediante la lectura del artículo titulado Seminograma: ¿Qué es y cómo puede ayudarme? a cuyo texto completo puedes acceder haciendo clic en este enlace.
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Si deseas ser padre junto a tu pareja y no podéis conseguirlo, nuestro equipo de profesionales queda totalmente a vuestra disposición. Contamos con los mejores profesionales que os asesorarán en cada paso del camino. Clínica Imar ha participado actualmente en más de 3.300 nacimientos en la región. Además, también hemos sido seleccionados como una de las 10 mejores clínicas a nivel nacional. Nuestra principal prioridad eres tú, si lo necesitas, no dudes en contactar con nosotros.
